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Valores energéticos para animales jóvenes y adultos

La determinación del valor energético de los alimentos es una tarea difícil, cara y tediosa.

28 mayo 2003
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La determinación del valor energético de los alimentos es una tarea difícil, cara y tediosa. Históricamente se han desarrollado y propuesto diferentes modelos para evaluar el contenido energético de las materias primas, con el objeto de tratar de ajustar al máximo los aportes con los requerimientos de los animales. Las primeras aproximaciones fueron el cálculo de nutrientes digestibles totales (TDN; NRC, 1971), y a partir de ésta se han producido constantes avances. Sin duda el más significativo fue la introducción del concepto de energía neta (EN), ya que permite una estimación mucho más fiable y precisa del contenido energético real de las materias primas, y evita la sobrestimación energética de los sistemas de energía digestible (ED) y metabolizable (EM) de los alimentos ricos en proteína, y la subestimación de los ricos en grasa (Figura 1).

Figura 1. Valoración energética en relación a la ED para tres materias primas.

La generalización en el uso del concepto de EN (aunque el NRC, 1998, sigue dando la recomendación en EM por la falta de datos de EN), ha permitido dar un paso más en la valoración energética real de los alimentos, aunque ésta no depende sólo del alimento per se, sino de otros factores tales como el procesado térmico, el grado de molienda, su interacción con otros alimentos o el uso de aditivos (enzimas, etc), y también del animal que lo ingiere (estado fisiológico, nivel de ingesta, etc). De forma paralela el cálculo de las necesidades de los animales se han adaptado a sistemas factoriales, de modo que las necesidades dependen del nivel de producción de los animales y de su capacidad genética. Estas dos cuestiones se conocían hace tiempo, pero hasta muy recientemente no se ha contado con herramientas para poder utilizarlos en el racionamiento de los animales. Probablemente uno de las mayores desviaciones que se cometían al utilizar un único valor de energía neta por el alimento, es la diferente utilización digestiva en función de la edad de los animales. Así, los animales adultos (>150 kg) tienen una mayor capacidad de digestión de los alimentos, en concreto de la fracción fibrosa de los mismos. Le Golf y Noblet (2001) estimaron una diferencia de 0,26 unidades en las pendientes que describen la caída de la digestibilidad de la dieta con el incremento de fibra neutro detergente (FND), al comparar cerdos en crecimiento y cerdas adultas (0,90 vs 0,64), lo cual indica la gran diferencia en capacidad digestiva de la fracción fibra en función del estado fisiológico. Esto es así por un mayor desarrollo del aparato digestivo, y por un mayor tiempo de retención de los alimentos en los animales adultos. Sin embargo, hay que tener en cuenta que la diferencia en la ED se debe básicamente a la mayor capacidad de digestión de la fibra, la cual genera ácidos grasos volátiles (AGV) a nivel cecal, y la eficacia metabólica de la utilización de los AGV es inferior a la de los nutrientes absorbidos a nivel de intestino delgado por digestión enzimática. Sin embargo, hay que considerar de forma aislada cada materia prima, ya que no solo es función del nivel de fibra, sino de su composición química (diferencia entre FND y fibra ácido detergente básicamente). La Tabla 1 muestra los valores recientemente publicados por el INRA-AFZ (2002) en cuanto a las eficacias de transformación de la energía de las materias primas en función de la edad. Como se puede observar, la relación ED reproductora/ED crecimiento (EDr/EDc) siempre es mayor que la unidad, con una media de 7,3% para las 108 materias primas que se ofrecen en las tablas, por la mayor digestibilidad de la fibra en reproductoras. Asimismo, la eficacia de transformación de la ED a EM es mayor en cerdos en crecimiento que en reproductoras, por las menores pérdidas por metano básicamente (1,03 unidades porcentuales como media). Sin embargo, la eficacia de trasformación de EM a EN varía en función de la materia prima, siendo superior en reproductoras en materias primas tales como cascarilla de soja (4,5 unidades porcentuales), con muy pocas diferencias en la mayoría de los casos, e inferiores en materias primas como el salvado de maíz. En este sentido se debe tener en cuenta la menor eficacia de la energía cuando se absorbe mediante AGV, pero también las diferentes eficacias de transformación, altas para mantenimiento y producción de leche, e inferiores para la producción de carne. De estos datos es destacable el gran interés que tiene en valorar los alimentos en EN, y de las desviaciones que se producen al formular en ED o EM.

A nivel práctico, la cuantificación de valores energéticos diferentes en función de la edad de los animales en porcino es una herramienta de gran valor, aunque la base técnica era conocida desde hace bastante tiempo. Esta herramienta pone de manifiesto la importancia de formular las dietas en EN, ya que es una estimación mucho más precisa del valor energético de los alimentos. Los nuevos valores permitirá un mayor ajuste en las dietas para cerdas gestantes y lactantes (de gran importancia en la actualidad por la implicación de las nuevas normativas de alojamiento en grupo de los animales), y podría tener interés también en la producción de cerdo graso (125 kg PV) y de cerdo ibérico (160 kg PV).

Tabla 1. Valores energéticos (EB: bruta, EM: metabolizable, EN: neta, r: reproductoras, c: cebo, kcal sobre materia seca), digestibilidad (CDE) y eficacias de transformación de diferentes matiras primas (INRA-AFZ, 2002)

Materia prima
EB
CDEc
(%)
EDr/
EDc
EDc
EMc
ENc
EDr
EMr
ENr
EDr/
EDc
EMr/
EMc
ENr/
ENc
Avena
4656
64,1
106,3
2984
2871
2150
3173
3020
2250
1,06
1,05
1,05
Trigo blando
4351
87,6
101,8
3811
3697
2895
3880
3744
2928
1,02
1,01
1,01
Maíz
4463
87,9
104,0
3923
3829
3067
4080
3962
3153
1,04
1,03
1,03
Cebda
4390
80,6
102,7
3538
3425
2627
3634
3492
2682
1,03
1,02
1,02
Salvado
de trigo
4606
65,6
107,0
3022
2886
2124
3233
3062
2244
1,07
1,06
1,06
Gluten feed
4468
65,7
116,4
2935
2765
1853
3417
3161
2152
1,16
1,14
1,16
Guisante
4366
88,0
103,6
3842
3662
2680
3980
3765
2753
1,04
1,03
1,03
Soja
extrusionada
5530
78,0
108,6
4313
4046
2909
4684
4356
3128
1,09
1,08
1,08
Harina soja
(45%)
4659
85,0
106,3
3960
3620
2190
4210
3801
2357
1,06
1,05
1,08
Harina girasol
no decorticada
4626
52,1
114,3
2410
2198
1229
2755
2471
1401
1,14
1,12
1,14
Harina girasol
decorticada
4628
58,9
110,8
2726
2481
1409
3020
2709
1560
1,11
1,09
1,11
Cascarilla soja
4355
51,4
136,8
2238
2086
1114
3062
2771
1596
1,37
1,33
1,43
Alfalfa
deshidratada,
17-18% PB
4301
42,6
118,3
1832
1700
927
2168
1955
1101
1,18
1,15
1,19
Paja de cereal
4420
12,0
155,7
530
470
255
826
723
391
1,56
1,54
1,53

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